La Lotería

Imagina que juegas a La Lotería. Todas las semanas. Te gastas un euro por si la Suerte se fija en ti y te cae un "dinerillo". A la mayoría de la gente le gustaría que le tocara La Lotería...

Ima gina que la Suerte te elige a tí. A tí y a tu combinación ganadora de entre muchos, un montón, millones...y ya está. Te ha tocado.

Imagina que vas en un vagón de metro. O de tren de cercanías. Y del mismo modo la Suerte te elige. Lo peor es que la Suerte hoy lleva un disfraz de mamarracho que habla por teléfono, y va contando a su colega lo mal que le parecen los inmigrantes. La Suerte entonces te empieza a tocar, pero bien, fuerte, vamos, ¡que te está pegando hasta patadas! Y tú piensas:

-"Ya está, me tocó".

Es lo que debió de pensar la joven ecuatoriana que todos hemos visto en la tele recibir ese vergonzoso trato de un incalificable parásito social que (por desgracia) todos hemos visto también.

-"Ya está, me tocó".

Eso mismo debió pensar el juez que días más tarde dejó al mamarracho (con suerte) en la calle, (después de que el mundo entero hubiera visto por televisión como se ganaba el premio a vivir aislado el resto de su vida, ya que no sabe vivir en sociedad) el día que "aprobó" (por decirlo de alguna manera) la oposición.

-"Me tocó la Lotería. ¡A vivir!, que son dos días...A dar sentencias, aunque no tengan sentido..."

Y el "loco" sigue en la calle. Y la chica ecuatoriana, en casa, porque le da miedo salir (no me extraña...). Y el juez tan contento... Y tiene que venir la Ministra de Exteriores de Ecuador a decir:

-"¿Pero qué es esto, señores?"

Y eso mismo digo yo, y bien claro:

- ¿PERO QUÉ ES ESTO?¿Es un país europeo, o el más grande de los cachondeos?

Lo peor de la Lotería es que siempre cae, donde no tiene que caer