
Octubre. El mes de la realidad. Al menos para mí. De la realidad porque a mi el verano me solía parecer un "poco" mentira. Nos ibamos a la casa del Espíritu Santo, trabajaba en el Universal, salíamos a tocar todo el verano con Doña Urraca... Todo era un poco mentira, un poco, un regalo. Después de tantos veranos un poco "irreales", lejos de la aburrida rutina del curso (por eso eran diferentes, muy divertidos por lo general) los veranos llegaron a ser rutina también. Eso es más triste todavía.
Pero este verano no ha estado tan mal. Me había prometido a mí mismo que no lo pasaría tan mal, y en cierto modo así ha sido. También lo hablé con Fresa, el cual pasó un buen verano y marchó a Francia como tenía pensado. Ya está allí desde hace un par de semanas. Está bien. Ayer hable con Didi, su hermano y me dijo que estaba bien, intentando hacerse su sitio, lo normal. Espero poder ir a verle pronto.
También lo he pasado muy bien con mis hermanas y mi familia en general. Los niños de Mónica y Miguel ayudan mucho, y siempre hay diversión en casa.
Lo peor ha sido no tener a Manolo por aquí, y como consecuencia a Amanda y Pili. Eso si que se ha echado de menos.
Hoy he estado ayudando a mis padres a subir su pequeña mudanza anual de fin de verano al piso de Los Ciento. Cada vez más pequeña mudanza, ya que este año son sólo dos personas. Antes eramos seis. Es la evidencia de la llegada del año normal, de los meses de frío y abrigo.
Octubre. Noviembre. Diciembre... ya queda menos para Mayo del 2009. Antes hay que ir a ver a Fresa. (En la imagen apoyado en la casa que ya no existe. Un saludo. La casa que ya no existe...umm, que bueno, ¿no?)
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