lunes, 31 de marzo de 2008

una semana en el motor de un autobús


Londres. 23 de noviembre de 2003. 5. 15 a. m. No tengo muchas ganas de dormir. Me he acostado en la cama cerca de las diez de la noche, cuando me entró un poco de mal rollo, un poco de morriña, y ahora llevo un rato despierto, escuchando Una semana en el motor de un autobús. Podría decir muchas cosas sobre este disco, pero un buen resumen es que supera bien el paso del tiempo, requisito imprescindible en cualquier obra de arte que se precie. Justo antes de acostarme había estado con Berna y David hablando del amargo sabor de la derrota, el sabor que te deja el segundo premio, el mismo que le quedó a la Selección autraliana de rugby, que perdió la final del mundial contra Inglaterra y me dió las veinte primeras libras ganadas en apuestas en U.K. Había llegado a casa alrededor de las ocho de la tarde, después de dejar a mi tía Pepa y a su amiga Teresa comprando una "teapot". Habíamos comido en Portobello y tomado un té cerca de Russell Square. Pensé que tenía bastante y que lo mejor de todo era desaparecer. El día de ayer también lo pasé con ellas. Después de trabajar me di una vuelta por Oxford Street donde me estaban esperando, y paseamos por Soho cenando en algún restaurante cerca de Picadilly Circus. Al caer la noche fuimos hasta su hotel, donde me dieron un montón de libros que me traían de España y un cartón de tabaco que mi tía me regaló. El hotel era como los de la playa, pero en el centro de Londres. Sólo faltaban los guiris, pero como aquí están en todas partes... Me volví a casa después, y aunque estaba cansado me apetecía tomar algo, pero no había nadie solidario en casa para compartir conmigo una charla regada con guinness. Los dos sabemos que este es un mundo de gente incompleta y no se puede pedir más. Tienes que conformarte con lo que hay. He estado pensando que en Navidad vendrá mi hermano Rubén con su novia. A él no le sentaría nada mal una temporada en Londres, lo que le exigiría aprender inglés, pero sabiendo lo que él sabe ganaría una buena pasta y así nunca tendría que pedirme parte de lo que le debo. Creo que nunca lo haría. Ni aunque le hiciera falta. No es ese tipo de persona. Que curioso. Al pensar esto me he acordado de Marisa. Que fuerte. Lo que he vivido con ella no ha estado mal, pero si un año antes me dices que me va a pasar esto me hubiera parecido ciencia ficción. Creo que ya ha llegado. No sé si me llamará. Yo le felicitaré. El lunes, que es su cumpleaños. Tampoco es plan de ponerse melancólico. Seguro que se pasará un cumpleños total con su amiga María. Irán de compras a Selfridges y gastarán un pastón en compras navideñas... Y comerán allí con todas las marujas forradas que van a comprar y se quedan allí a comer para no hacer la comida en casa... Prefiero no hablar más del tema porque podemos sacar montañas de basura de todo esto y en mi habitación no hay sitio para tanto... Ayer le mandé un mensaje a Noelia diciéndole que no podía quedar. Habíamos hablado el jueves, y ella me dijo que podíamos vernos el sábado, que ella no trabajaba. Pero yo tenía que trabajar el domingo y no me puedo permitir todavía trabajar con resaca. El plan era el bueno. No me dijo mucho, pero habló algo de drum and bass, electro y un buen laboratorio mágico. Supongo que con el tiempo que lleva en Londres conocerá ya a lo mejor de este toxicosmos y tendrá acceso a todo lo que busque, jejeje. Nunca está de más darse una buena fiesta. Lo intentaré la semana que viene. Es fácil quedar con Noelia. Sólo tengo que ir a la linea uno y bajarme en Trocadero. Me ha gustado hablar un poco de todo. Pero ahora voy a intentar dormir un poco. Está sonando La copa de Europa y esto es el fin. Un buen fin, pero el fin a pesar de todo. En un par de horas tengo que irme a trabajar. Pero hoy será llevadero. Cinco horas de nada. Está chupado. luego intentaré hacerme con un móvil guapo, porque creo que son baratos. Si no tengo tiempo hoy, pues la semana que viene. Espero no pasarla en el motor de un autobús. Intentaré encontrar una mejor unidad de desplazamiento. Un abrazo.

1 comentario:

Athelas dijo...
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